Un alma descalza merece otra igual,
de transparencia y todo menos lacerante.
Como amor de árbol a bella mujer que,
en un abrazo toma de ella lo que no necesita
y lo transforma en energía vital.
Como el amor del árbol que, invisible,
a través de la tierra envía lo mejor de sí para él que vive contiguo:
una conexión bajo tierra, pecho tierra, pecho a pecho;
imperceptible pero tan profunda como las raíces de cada uno.
Un alma desnuda no merece otra que se disfraza de honestidad para conquistar con engaño…
Para merecer el amor puro del árbol,
primero, hay que ser uno.
Muy bonito. Una amiga de mi madre siempre abrazaba árboles cuando íbamos a pasear al bosque 🙂
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Esta muy bien!!
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Felicidades!! Es genial 👏🏼
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¡Gracias por leer! Qué bien que te gustara 🙂
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INTERESANTE ME GUSTA
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Gracias por leer. ¡Saludos!
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