Aparece discreta cuando todos se han ido.
Valerosa se coloca a un costado tuyo,
en el espacio de la cama que él dejó vacío.
Por las mañanas, danza contigo.
Durante la ducha, te sonríe en el espejo
y por las noches, entre sus brazos te acoge
cuando las lágrimas no paran de llover.
Huida y temida por todos,
es ella quien nos vuelve reales,
de donde brota nuestra transparencia.
Nos habita y, a cambio de su compañía,
entrega fortaleza.
Ella te recuerda no olvidar quién eres.
Eres, tu soledad.
“Colores que se cuentan. Breve compliación de poesía”. Copyright © Todos los Derechos Reservados