Que el río corra y lo arrastre todo…
que mis lágrimas con las flores marchitas
naveguen hasta el océano,
para hallar lugar en sus profundidades;
que el hueco en mi pecho
deje de gritar tu nombre
durante esas noches que se alargan.
Fotografía de Mónica Lechuga
Dejar que el agua sacuda la memoria,
tome consigo los agrios momentos,
enjuague promesas inconclusas
y purifique las fantasías futuras.
Que llueva a cántaros
y la corriente tome los intentos de amor;
que apacigüe el temor,
humedezca la incertidumbre
de los nuevos mañanas que no incluyen la voz
que noche a noche amé escuchar.
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Me gustó la prosa y la imagen que contextualiza tu poema
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